Y si bien estas determinaciones son extremamente subjetivas, muchas veces traen buenos resultados. ¿Cuál es el problema? Primeramente descubrirlas, darse cuenta. Por más que una persona cercana te pueda aconsejar mil veces algo, asimilar las ideas ajenas resulta difícil. “Nadie experimenta en cabeza ajena” dice un refrán. Lo recomendable en este paso es la conciencia y la apertura. Se trata de ser receptivo ante las vivencias, analizar las “señales” que se nos dan diariamente. Vamos a intentar encontrar las moralejas en la vida, a modo de aprendizaje continuo. Vamos a reflexionar constantemente acerca de cómo llevamos nuestra vida y que aspectos resulta conveniente modificar. Vamos a buscar la inspiración a cada momento.
Una vez que caemos en la cuenta de algo, el paso siguiente es aplicar dicha idea. Este paso resulta algo complicado debido a que implica modificar la forma propia de pensar, de reaccionar, y de actuar. Aquí no hay más que animarse a probar una nueva forma de pensar y de actuar. Nada perdemos con tratar, a fin de cuentas si no obtenemos los resultados que esperábamos, siempre podemos volver a las ideas que teníamos antes, o continuar buscando una determinación efectiva.
Después que logramos aplicar una determinación o idea en la vida y vemos que nos trae buenos resultados tendríamos que proseguir a aplicar este conocimiento, esta manera de pensar y actuar, a lo largo de nuestra existencia (hasta que deje de dar resultados, o hasta que caigamos en cuenta de una determinación aun mejor). En este punto resulta muy importante ser concientes y honestos, recordar siempre por qué resulta conveniente aplicamos cierta determinación de vida.
A continuación ilustro una determinación de vida propia:
Hace algún tiempo me di cuenta de la forma en que tomo decisiones en la vida diaria y las pongo en marcha. En mi caso, tomar decisiones no siempre resulta fácil. ¿Por qué? Porque considero demasiadas cosas antes de tomar una decisión. Y no quiero decir que esto sea malo, siempre es conveniente pensar antes de actuar. Sin embargo, la indecisión puede resultar un gran freno para lograr ciertos objetivos, puede efectivamente hacer que te paralices y termines por agotar tu tiempo para tomar la decisión (perder una oportunidad), que tomes una decisión no adecuada, o que tomes una decisión con de la cual no te sientes completamente seguro. El estrés, la preocupación por tomar una decisión adecuada, pueden ser desgastantes. En mi caso, me doy cuenta de que el problema es el miedo al riesgo, a la apuesta. Pero realmente me he dado cuenta de que por lo regular tengo buenas ideas y por tanto tomo buenas decisiones. Lo importante es actuar. Así de simple. No detenerme a pensar en demasiadas consecuencias que podría tener mi decisión, no clavarme en pensar las miles de formas de implementar una idea. No preocuparme demasiado por lo que los demás puedan pensar sobre mi decisión. Esto se puede resumir en una frase: confiar en mis capacidades y actuar YA.
Finalmente mi recomendación es hacer lo que he hecho mediante este post: compartir las determinaciones que encontramos en la vida a fin de contribuir a que los demás también vivan mejor.
